|
Reseña: |
|
Pirineo en estado puro. Ante un telón de cumbres lindantes con Francia, donde aún se refugia uno de los últimos glaciares de la cordillera, surgen algunos de los rincones más emblemáticos del Alto Aragón. Es una soberbia mezcla de rocas, nieve, prados y bosques a la que se suma la huella de una larga convivencia entre el hombre y la montaña. Todo parece indicar que este territorio no ha perdido el pulso económico a lo largo del tiempo, a pesar de la implacable despoblación sufrida en el siglo XX. |
|